¿A quién no se le llena de ternura el corazón cuando vienen a su memoria los recuerdos del abuelo? ¡Verdad que si!
El abuelo, ese personaje tierno y dulce que nos mecía sobre sus rodillas contándonos historias fantásticas, pero de final feliz. Un abuelo consejero para los más mayorcitos avisándonos los peligros que iríamos a encontrar en el tránsito por la vida. Nunca una mala palabra, nunca algo deshonesto, nunca nada dañino. Y cuando la vida llegaba a su fin, lamentos de amor salían de nuestras gargantas. Pero este estereotipo del abuelo no siempre es así. Por desgracia también abundan de los otros. Tramposos, malandrines, sanguinarios y opresores, que la mayoría de su pueblo no ve la hora de su muerte para librarse de tanta desgracia.
Uno de estos abuelos es el coma-andante Fidel Castro quién gusta sentar en las rodillas a sus nietos predilectos: Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega, quienes escuchan felices los consejos de esta momia degenerada, mientras les manosea la entrepierna.
Los consejos van orientados de como apoderarse del país ocultando la verdad a su pueblo, de cómo manipular con dinero a los militares para que sean incondicionales a la causa, y como utilizar al terrorismo, el asesinato, la persecución y la cárcel para los opositores.
Sus cincuenta años de férrea dictadura y los intentos revolucionarios en otras latitudes, le confieren el título del ser más despreciable en América. Pero ahora ya decrépito y con un pié en el cadalso instruye a sus nietos de cómo seguir cuidadosamente su nefasto camino.
El primer consejo es MENTIR, el segundo es FALSIFICAR, y el tercero es ROBAR.
Mentir al pueblo, les dice, de cuales son sus verdaderas intenciones amparándose en los próceres, y el patriotismo barato, para luego ir cambiando los emblemas y los ideales de la democracia. Mentir siempre, pues a la larga las mentiras se creen como verdades. Y para mentir, hablen con discursos de decenas de horas, aunque el pueblo no entienda lo que dicen, pero así se olvidan del hambre.
Falsificar es la segunda premisa. Falsificar la imagen de la dictadura para que parezca una democracia ante los observadores internacionales. Falsificar los mandatos de la Constitución para acomodarlos a su beneficio. Falsificar las encuestas para hacer creer al pueblo de una situación de bonanza que ellos nunca ven. Y Falsificar el resultado de las elecciones ante el rechazo popular en las urnas por su nefasto gobierno.
Y por último, Robar. Robar todo lo que puedan, pues así la miseria obliga al pueblo a pensar solo en subsistir y olvidarse a intervenir en una oposición al gobierno. Con lo que roben podrán comprar conciencias, parcializar a los jueces, apoyo incondicional de militares corruptos, y aplausos de una multitud de adulones.
Esos consejos, los nietos de este abuelo mafioso los siguen a pie juntilla y poco a poco Venezuela, Bolivia y Nicaragua logran una imagen semejante a Cuba de destrucción y pobreza
El fraude electoral esta entronizado en estos tres países a despecho del rechazo popular que no desea apartarse de la democracia. Hoy se gastan millones de dólares para comprar votos, se manipulan las máquinas para sufragar, se utiliza tintas no indelebles para modificar votos, se ingresa con fraude a miles de personas en el padrón electoral, y se distribuyen millares de documentos falsificados para que voten hasta los extranjeros.
Esta lacra de tiranos seudo socialistas, son delincuentes comunes que enlodan a los socialistas democráticos que gobiernan en Europa y América, a los cuales brindamos nuestro apoyo y reconocimiento.
ALBERTO PICCIONE
Periodista
TOPNEWS INTERNATIONAL
topnewsinternational@gmail.com
sábado, 7 de febrero de 2009
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