La Ley de Causa y Efecto es conocida también como Ley de Consecuencia, Retribución o Compensación. La Ley de Causa y Efecto es una ley que funciona perfectamente en todos los planos y trae a la realización todo lo que sembramos, tanto en pensamiento, palabra y acciones. Esto quiere decir que todo lo que hacemos pone en movimiento una causa y ésta trae una consecuencia, positiva o negativa, que dependerá de la causa puesta en movimiento. No existe el azar, la buena suerte o la mala suerte, sólo resultados.
Todos tenemos responsabilidades que cumplir y que no debemos evadir, si las evadimos tendremos que hacer las correcciones pertinentes y mientras más las evadamos, más difícil y penosa será la corrección que debamos hacer, pues las consecuencias son ineludibles. Aún los actos aparentemente “insignificantes” pueden afectar a docenas y aún a cientos de personas y de esas consecuencias seremos directamente responsables, y la propia ley exigirá su pago, que no es otra cosa que el proceso de aprender a obrar bien. Como somos aún seres en evolución e imperfectos, estamos expuestos a cometer errores. Un error cometido honradamente, con sincera intención de ser constructivo, tendrá por supuesto que ser corregido, pero la corrección será más severa si intentamos evadir nuestras responsabilidades o hacemos deliberadamente aquello que sabemos que está mal hecho sólo por satisfacer nuestros deseos personales.
Ahora bien, cuando analizamos el proceder de algunos gobernantes nos damos cuenta con que frialdad y desapego a la vida consideran al ser humano. Lo utilizan como cosas para su beneficio sin mirar las lamentables consecuencias.
Hoy el presidemente de Venezuela Hugo Chávez Frías, así como sus aliados, el presidente indígena Evo Morales de Bolivia y el alcohólico Daniel Ortega que se intitula presidente de Nicaragua, han violado la Ley de Causa y Efecto de ex profeso y para beneficio propio. Esta ley inexorable les hará pagar el daño moral, material, y de sangre, causado a millones de personas que han sojuzgado durante sus corruptos gobiernos.
Pero además no debemos olvidar que muchos gobernantes faltos de memoria hacia los menos privilegiados son los causantes que el malestar rebase la copa y ese segmento del pueblo exija reinvidicaciones sociales, y que sueñan recibirla de cualquier aventurero parlanchín que se les cruce por el camino.
Desgraciadamente, el efecto no se hace esperar, y ciegos por los desencantos de políticos corruptos, instalan en el sillón presidencial al filibustero de turno que los llevará a una situación peor que la que ellos deseaban superar. Ahora el caos reinante trae miseria, persecución y muerte a un pueblo cautivo que vuelve a clamar por bienestar, justicia y paz.
La Ley de Causa y Efecto se acaba de cumplir y quedará a la espera de que alguien la utilice para bien.
ANDRE BERTO
Analista Politico
TOPNEWS INTERNATIONAL
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